Cultivando El Amor Propio

El amor es un sentimiento especial en todos los sentidos, pero muchas veces es más fácil demostrarlo a otros sin empezar a quererse y valorarse a uno mismo primero, de manera sincera.

El amor propio, no es una frase común para ser egoístas y solo pensar en nosotras, no! es el hecho de compartir tu felicidad con otros cuidándote y ayudándote a crecer, y creyendo que todo es más fácil cuando tienes un concepto de identidad propia.

Hace un tiempo conocí a alguien que llegó a mi consultorio con muchas ganas de ser feliz, pero no podía, aunque tenía una vida con pocas necesidades materiales, esta persona era capaz de cumplir con todas sus responsabilidades y expectativas a nivel profesional y familiar y como esposa, madre e hija. Pero …..

Tenía la costumbre de colocar siempre su persona en último lugar, era de las que cuando al colocar la mesa para la comida familiar, se deleitaba en colocar todos sus platos decorados, y nunca se sentaba a comer en uno de ellos. Cuando estaba enferma era la que tenía que cocinar, hacer todo en la casa y no podía pedir ayuda porque quería ser suficiente. Hasta un día que fue traicionada y desvalorizada, y fue donde se dio cuenta que se perdió un día, porque vivió únicamente para servir a los demás y nunca pensó en ella. Y aunque la biblia nos ensena a servir a otros, hay que amar de manera equilibrada, porque uno de los mandamientos es " Ama a tu prójimo COMO a ti mismo. "

La vida te va a colocar en diferentes escenarios y cada uno de ellos te va a retar a olvidarte de ti misma, de cuidarte, de amarte tanto como lo sabes hacer por los demás. Y es ahí donde necesitas elegirte, comprenderte, amarte, cuidarte, valorarte, porque el amor a los demás cuando es equilibrado y perfecto es cuando empieza por ti misma.

Hoy puedes empezar hacer pequeñas cosas para consentirte, cruza la calle y compra para ti esas flores que siempre quisiste que te regalara ese ser especial y que aún no lo ha hecho. Ve a la cocina y prepara una rica batida a tu gusto y tómalo sentada y nunca más de prisa como acostumbras hacer por falta de tiempo.

Cada noche realiza una bella acción por ti, lava tu rostro despacio y coloca una agradable y nutritiva loción para hidratar tu rostro, y haz un momento de conversación con tu yo interno frente al espejo. Empieza hacer tiempo para hacer pequeños detalles por ti, y a la vez disfrútalos, imagina que un árbol sin tierra no puede ser sembrado, así mismo todo lo que depende de ti no se puede hacer sino estás bien.

Al amanecer, es importante encomendar tu día al Dios creador, para que dirija tus pasos y te dé fuerzas, a todo lo que vas a emprender cada mañana y al dormir, da gracias al cielo por darte la victoria de sobrevivir a ese día.

Hoy, existen razones para volver a empezar, piensa en ti y práctica tu amor propio.

Mujer, mil bendiciones para ti.

Con amor Dra. Betty Zayas